Montouliers
No sabemos el origen exacto del nombre; algunos dicen que el significa “Monte de los Olivos” pero también puede referirse a los alfareros que alguna vez trabajaron en el pueblo. Entre matorrales, olivos y viñedos, Montouliers es un agradable pueblo entre dos grandes AOC del Languedoc: Minervois y Saint-Chinian, enclavado alrededor de un antiguo castillo que perteneció a los arzobispos de Narbona.
Construida en la ladera de una colina, podrás pasear por las típicas calles empedradas llamadas “Calades”. Este pueblo mediterráneo emana cierto carácter pintoresco y mucho encanto. Una parada imprescindible para los amantes de la piedra antigua y de la autenticidad.
Rodeada de viñedos y monte bajo, esta colina salpicada de olivos es un verdadero concentrado de esencias mediterráneas (tomillo, romero, retama, etc.) que se revela aún más cuando primavera con sus magníficos colores.
¿Qué son las caladas?
Las calades son calles inclinadas hechas de guijarros, un tipo perfecto de lo que era el firme de las carreteras en los pueblos, especialmente en el sur de Francia.
Los campesinos limpiaron los campos de piedras para adquirir tierras cultivables. Las piedras recuperadas se utilizaron luego como material de construcción.
En el corazón del pueblo, descubrirá un lugar especialmente insólito para visitar: la catedral de encaje de madera. Esta antigua bodega, rehabilitada por un artista de Montoulié para convertirla en taller y espacio habitable, da la ilusión de una catedral, ya que la altura y la delicadeza de la arquitectura son notables (construcción compuesta por multitud de piezas de madera).
Paseando por la colina de Montouliers, descubrirá también el fuente romana saliendo del pueblo. Esta fuente habría sido excavada por una legión de Julio César. Fuente de agua y frescor durante todo el año, es un verdadero remanso de paz al que acudir para recargar pilas.