El más “en el corazón del caserío”, frente al horno de pan.
Es en su hermosa terraza a la sombra de la “higuera paraguas” donde tomarás tus comidas. Debe su nombre a la última familia propietaria.
Hace mucho tiempo, un ruido regular, lento y sordo, salía de la "Casa de Malric" como si albergara un fantasma.
Era el "papet Malric", víctima del insomnio junto al fuego que picaba con una podadera sobre un bloque de boj, ramas del mismo árbol para reforzar su colchón o para hacer arena para sus cabras.
Hoy, ningún ruido perturbará tu sueño.
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